viernes, 18 de octubre de 2019

Hoy en día existen aparatos,como Alexa, capaces de conectar la música o programar el despertador. Aunque parezca mentira, dentro de unos años, este tipo de aparatos eléctricos funcionarán de tal manera que, simplemente con una orden vocal, un robot de cocina hará aquello que le pidamos. Esta será uno de los cambios y avances que se darán en las cocinas en los años que vienen.

El futuro en la cocina

La cocina gana espacio

Si bien es cierto que hasta ahora la cocina era uno de los espacios más pequeños de la casa, actualmente, y pese a que las casas van reduciendo su tamaño, las cocinas cada vez son más grandes. Se unirán al salón creando un amplio espacio donde se desarrollará la vida en familia.

Aunque el gas natural es más económico que la electricidad, es cierto que las cocinas eléctricas le ganarán la partida al gas ya que la totalidad de aparatos de la cocina del futuro serán eléctricos.

Aparatos que trabajan por nosotros

La Thermomix, ese gran invento que nos solucionó la vida, pasará a mejor vida dejando paso a robots de cocina mucho más avanzados, que funcionaran con simples órdenes vocales. Neveras que hacen la compra, encimeras que son tables, hornos que se encienden a través del móvil. El Internet de las cosas llegará a la cocina y nos permitirá controlarlo todo a través de nuestro móvil y sin estar en casa.

Además, en vistas a la sostenibilidad y la reducción de gastos, todos estos aparatos serán eficientes y consumirán menos por lo que, por fin, podremos ver cómo la factura de luz disminuye.

Cocinas solares

En la línea de la eficiencia y la sostenibilidad se está trabajando con una cocina que funcione con energía solar. Podrá alimentar a una familia de cinco miembros con tecnología solar y otro sistema de calefacción eléctrico solar por la noche, cuando esté nublado o si llueve mucho.

Impresoras de comida

Puede que sea lo más increíble de este artículo, pero es ya una realidad. Aunque por ahora solo se ha conseguido imprimir unos ñoquis, en el futuro se dice que se podrá imprimir todo tipo de comida.

Además, todos estos aparatos estarán conectados a las Redes Sociales para que podamos compartir aquello que cocinemos.

domingo, 6 de octubre de 2019


La cocina es la parte de la casa que más consume. Una vivienda consume una media de 4000 kilovatios al año. De esa cantidad, electrodomésticos como el frigorífico, la vitrocerámica y el lavavajillas se llevan la friolera del treinta por ciento.

Mucha de la culpa de nuestra (alta) factura de la luz es de la cocina. Pero no sólo debemos tener cuidado al cocinar para no gastar mucho, consumir menos electricidad ayuda a proteger el planeta y reducir su huella ecológica.

El gasto en la cocina

Gas o electricidad

Las cocinas más eficientes son las de gas, luego las de inducción y, por último, las vitrocerámicas. Por otro lado, las que más consumen son las eléctricas con resistencia.

Mientras que para calentar un litro de agua de 15 ºC a 90 ºC con una encimera eléctrica son necesarios 0,20 kWh, una placa de inducción usará 0,14 kWh y una de gas solo 0,13 kWh. Por lo tanto, si consumen menos kilovatios/hora, serán más económicas.

Protegiendo el planeta

La vitrocerámica eléctrica es más barata, fácil de limpiar y más segura. Sin embargo, es la más ineficiente, ya que genera mucho calor residual. Por ello, lo mejor para ahorrar dinero es el gas, ya que hay que tener en cuenta que el gas es mucho más económico que la luz.

Las placas de inducción consumen hasta un 20 % menos de energía por lo que serán mucho mejores para el planeta al requerir una menor producción de energía.

Dióxido de carbono

Si lo que buscamos es que se reduzca la emisión de este gas, culpable (entre otras cosas) del cambio climático, la mejor opción  será el gas. En una cocina de gas natural tan solo se emiten unos 200 gramos de CO2 por cada kWh, frente a los 450 gramos que produce la vitrocerámica y los 360 gramos de las placas de inducción.

Mientras que las emisiones de CO2 a la atmósfera de las cocinas de gas se producen durante la quema directa del gas en la cocina, la contaminación en el caso de los fogones que funcionan con electricidad tiene su origen en las centrales térmicas necesarias para generar la energía.

Reducir gasto y emisiones

Para cocinar es más eficiente utilizar los electrodomésticos en el siguiente orden: microondas, cocina con olla a presión y horno.

Es bueno usar un recipiente que sea un poco mayor que el tamaño del fuego ya que aprovechará el calor de la cocina y no se perderá nada, algo que ocurriría si usamos un recipiente menor que el fuego.

Para reducir las emisiones en sistemas que usan la energía eléctrica podemos usar cazuelas con fondo grueso difusor, consiguiendo así una temperatura más igualada en todo el recipiente.

El calor residual de las cocinas eléctricas, excepto las de inducción, también puede se puede aprovechar, por lo que apaga un poco antes el fuego y que se termine de cocinar con él.

El horno es lo que menos hay que usar, así que hazlo sólo cuando sea totalmente necesario. Aquí es importante cocinar varios alimentos a la vez, aprovechar su capacidad al máximo y no precalentar el horno si lo vamos a usar por un tiempo superior a una hora.

viernes, 4 de octubre de 2019

El consumo de frituras

En el lunch de los niños, en las reuniones familiares o con amigos es muy común encontrar una bolsa de frituras para matar el hambre o pasar el rato, pero ¿te has puesto a pensar en cómo ese sencillo hábito de consumo puede dañar tu salud?

Las frituras de harina de maíz y de trigo pueden resultar altamente dañinas para tu salud, ya que cuentan con una cantidad muy escasa de fibra, proteínas, vitaminas y minerales, lo que da como resultado un producto desequilibrado en términos nutricionales.

Las frituras que actualmente ofrece el mercado tienen un alto contenido de calorías, debido, en gran medida, a la presencia de los carbohidratos que aportan los cereales y las grasas absorbidas durante su elaboración.

Por ello, las frituras y botanas no son una opción recomendable para el consumo diario, su consumo debe ser sólo esporádico.

LA GRASA
Estos productos también contienen grandes cantidades de grasas transgénicas. De acuerdo con la Agencia de Estándares para Alimentos del Reino Unido (FSA por sus siglas en inglés), se considera un producto alto en grasa aquel que supere 20% de contenido de grasa total.

Una de las grandes razones que explican el aumento de las enfermedades cardiovasculares a partir de la niñez es la gran disponibilidad de estas grasas en todos los alimentos a mano de la población infanto-juvenil.

LA SAL
Evitar el consumo de frituras y botanas se recomienda sobre todo a las personas con hipertensión arterial, por el alto contenido de sodio en dichos productos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que no se debe ingerir más de seis gramos de sal al día, es decir, 2,400 miligramos de sodio. Según la misma organización, un alimento es considerado como alto en sodio cuando en 100 gramos supera los 500 miligramos de este mineral.

Todos las frituras y botanas analizadas en un estudio por laboratorios de la defensa del consumidor superan este parámetro.

EL ENGAÑO
Además de todo lo anterior, la la defensa del consumidor también encontró que los empaques de frituras suelen presentar leyendas exageradas que no se pudieron comprobar con las pruebas en el laboratorio. Algunos productos con leyendas como “¡Ahora con más queso!” demostraron no contener queso.

Asimismo, varias marcas no cumplen con el contenido declarado, ni con toda la información requerida por la norma de etiquetado.

“Calidad del alimento contra el antojo, tú decide...”

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