El vino es cultura, historia y disfrute, de eso no hay duda. Cada botella encierra un sinfín de matices que, con el paso del tiempo, no solo pueden aumentar su valor sino también mejorar -o deteriorarse- si no sabemos cómo guardar el vino. Tanto si estás empezando en el mundo del vino como si llevas tiempo disfrutando de su riqueza es más que probable que, en algún momento te hayas preguntado cómo conservar las botellas de vino mientras esperan su momento.
La cuestión no es baladí y es que la forma de guardar el vino en casa puede marcar una diferencia notable en su evolución. Los cambios de temperatura, la exposición a la luz o una mala posición del corcho no solo alteran su sabor, sino que pueden echar a perder el mejor vino tinto o el vino blanco más deseado. ¿Quieres saber cómo evitarlo? Aquí tienes algunas claves.
Temperatura:
el equilibrio que necesita cada vino
Uno de los errores más habituales al guardar el vino es no controlar la temperatura. A diferencia de lo que muchos piensan, no basta con evitar el calor extremo y es que el verdadero riesgo está en las variaciones constantes. ¿El motivo? Sencillo, los cambios de temperatura aceleran la oxidación y rompen el equilibrio del vino por lo que, para un almacenamiento del vino adecuado, lo ideal es mantener una temperatura constante entre 12 y 16 °C con independencia de si se trata de vino tinto como el vino blanco. Evita cocinas, altillos o lugares donde suelan darse variaciones de temperatura.
Humedad,
una aliada silenciosa
Seguro que has oído hablar de la humedad en bodegas y lo cierto es que no es casualidad. Un entorno seco puede resecar el corcho, permitiendo la entrada de oxígeno y provocando una evolución prematura y descontrolada del vino mientras que, en el caso contrario, una humedad excesiva puede dañarlo o provocar la aparición de moho. ¿La solución? Mantener un nivel de humedad entre el 60 % y el 75 %.
¿No dispones de un botellero o cava climatizada? No te preocupes, colocar un higrómetro en la zona de almacenamiento puede ayudarte a controlar el ambiente, lo mismo que el uso de humidificadores cerca del vino si el ambiente es muy seco.
Colocar
el vino: la posición es más que una cuestión estética
La forma en que se colocan las botellas también importa. Al guardar el vino, especialmente si se trata de vinos con corcho natural, lo recomendable es mantenerlas en posición horizontal ya que así se asegura que el corcho permanezca en contacto con el líquido, evitando que se reseque y pierda su estanqueidad. Sin embargo, en el caso de los vinos espumosos, la recomendación de los expertos pasa por colocarlos en vertical ya que, al tratarse de bebidas con gas carbónico esta disposición favorece su conservación.
Cuidado
con la luz y el paso del tiempo
Otro de los aspectos esenciales a la hora de guardar el vino es tener en cuenta que este evoluciona en la oscuridad. La exposición a la luz del sol altera los compuestos del vino y acelera su degradación por lo que conviene elegir un espacio oscuro o, al menos, alejado de la luz directa. Además, hay que tener en cuenta que no todos los vinos están pensados para envejecer. A la hora de decidir cómo conservar botellas de vino es importante conocer las características del vino en cuestión. En general, los vinos tintos con crianza, los vinos blancos fermentados en barrica o los vinos espumosos de calidad pueden evolucionar durante años si se almacenan correctamente.
Como ves no es necesario tener una bodega subterránea para entender cómo guardar botellas de vino. Un armario sin uso, una despensa ventilada o un mueble adaptado pueden ser todo lo que necesitas siempre que cuides factores como la temperatura, la humedad o la luz.
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